¿Qué buscamos en una pareja?
No sé si alguna vez ustedes se han hecho esta pregunta. He visto a bastante gente interesada en hacer esta pregunta “¿qué buscas en una pareja?”. Así que cuando supe que iba a escribir este artículo empecé a hacer esta pregunta a distintas personas. Éstas son algunas de las respuestas que obtuve: estabilidad, que me complete, que me sepa llevar, confianza, que me equilibre, compañía, amor, respeto, tolerancia, complicidad, buen humor, caricias, cariño, comprensión, amistad, ilusión, sexo, aficiones comunes, que me divierta, que me llene, compartir lo bueno y lo malo, que me quiera, reciprocidad, apoyo, sentirme querido, que sea testigo de mi vida, que me sorprenda, seguridad, etc. Si nos paramos un momento a observar las respuestas dadas podemos ver como algunas de las cosas que se buscan en una pareja están relacionas con carencias nuestras, otras con necesidades de afecto y otras con la idea de que necesitamos que nos completen. Por tanto, tras la respuesta a esta pregunta se encuentran muchas otras respuestas que dicen de nosotros y nuestras relaciones personales y familiares. Como en la película “Historia de lo nuestro” cuando la pareja se encuentra de repente en la cama con sus respectivos padres a cada lado. Cada uno de nosotros a la hora de elegir pareja llevamos con nosotros nuestras necesidades, historia personal y familiar. Todo ello nos va a influir a la hora de pedir cosas a una posible pareja.¿Qué cosas normalmente se piden a una pareja? En resumen, como dice el profesor Carl Whitaker la sociedad actual ve en una pareja la posibilidad de tener amor romántico, satisfacción sexual, complicidad, seguridad, compañía y la esperanza de que la pareja nos haga de bálsamo para las heridas e infortunios sufridos en nuestra historia vital. En general, toda persona ansia una complementación psicológica, una integridad y busca en la pareja una respuesta parcial a ese anhelo. Es obvio que no todos somos conscientes de la existencia de este anhelo. Sin embargo, incluso aunque hayamos tenido una experiencia vital satisfactoria, todos nos sentimos disconformes en cierto grado con nosotros mismos y nuestra familia de origen, y de forma inconsciente intentamos buscar parejas que nos ayuden a resolver esas dificultades que hemos tenido en nuestra historia familiar.
Seguramente, más de uno de ustedes se ha visto alguna vez reflejado en alguno de sus padres en sus relaciones de pareja. Ello se debe a que nuestro modelo de pareja es principalmente la pareja de nuestros padres. Por tanto, existen por ejemplo, personas que tienden a buscar en su pareja alguien similar a su padre o madre, otros buscan una persona que represente todo lo contrario a su padre o madre, etc. ya que tendemos a identificarnos con ese modelo o a rechazarlo. Esta forma de emparejarnos esta relacionada con nuestras necesidades afectivas, ya que, lo que intentamos es que nuestra pareja llene todos aquellos “huecos” que llevamos en nuestra mochila vital.
Debido a ello, es normal observar el éxito de los recursos actuales para conocer pareja, por ejemplo, en Internet. Todo el mundo parece estar buscando su media naranja “ideal” si se me permite decirlo “desesperadamente” que le complete. Sigue existiendo en la actualidad esa idea de que la pareja nos completa o nos llena porque estamos en realidad incompletos. Sin embargo, es menos frecuente la idea de que cada uno de nosotros puede llegar a ser un ser completo por sí mismo. La famosa terapeuta familiar, Virginia Satir, decía que sólo cuando uno es capaz de estar solo y sentirse lleno es cuando se está en disposición de emparejarse adecuadamente. Es decir, la idea de pareja teniendo en cuenta esta última idea sería alguien con quien compartir en lugar de alguien que nos llene. La verdad es que si podemos elegir ¿qué preferirían ustedes ser una naranja que necesita una mitad o una naranja entera?
Por otro lado, pienso que en el fondo la búsqueda de pareja en la sociedad actual conecta con algo que ya decía el Dr. Castillo del Pino, la necesidad cada vez más sentida de comunicación real que a veces se traduce en sentimientos de soledad los cuales son debidos a la incomunicación que se lleva a cabo sin conciencia de tal. Se produce así la paradoja, pues en una sociedad donde tenemos a nuestra disposición una gran variedad de medios para comunicarnos (teléfonos móviles, buscas, correo electrónico, programas de mensajería instantánea, video conferencias, etc.) es en realidad una sociedad con problemas de comunicación. No estamos acostumbrados a comunicarnos con claridad. Esa comunicación real es la que falta. En mi opinión, esta carencia de comunicación real está relacionada con nuestros miedos y nuestra manera de protegernos que nos acompañan en todas las relaciones que establecemos.
Creo que en la actualidad la pareja esta relacionada con un intento de cubrir esta necesidad de comunicación que nos hace sentirnos comprendidos y acompañados.
Por tanto, hoy en día lo se espera de una pareja es una figura ideal que nos satisfaga todas aquellas carencias que tenemos, es decir, como dice el profesor Carl Whitaker, esperamos que nuestra pareja nos ayude a completar la difícil e inconclusa tarea de crecer. Difícil y a la vez bonito papel el de ser pareja ¿quién se apunta?
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