viernes, 28 de diciembre de 2012

¿CUÁLES SON ESAS FALSAS CREENCIAS QUE TE APARTAN DE LA FELICIDAD? por Anthony De Mello



Veamos algunas. Por ejemplo, ésta: "No puedes ser feliz sin las cosas a las que estás apegado y que tanto estimas". Falso. No hay un solo momento en tu vida en el que no tengas cuanto necesitas para ser feliz. Piensa en ello durante un minuto... La razón por la que eres infeliz es porque no dejas de pensar en lo que no tienes, en lugar de pensar más bien en lo que tienes en este momento.

O esta otra: "La felicidad es cosa del futuro". No es cierto. Tú eres feliz aquí y ahora; pero no lo sabes. Porque tus falsas creencias y tu manera deformada de percibir las cosas te han llenado de miedos, de preocupaciones, de ataduras, de conflictos, de culpabilidades y de una serie de "juegos" que has sido "programado" para jugar. Si lograras ver a través de toda esa maraña, comprobarías que eres feliz... y no lo sabes.

Otra falsa creencia: "La felicidad te sobrevendrá cuando logres cambiar la situación en que te encuentras y a las personas que te rodean". Tampoco es cierto. Estás derrochando estúpidamente un montón de energías tratando de cambiar el mundo. Si tu vocación en la vida es la de cambiar el mundo. ¡Adelante, cámbialo!; pero no abrigues la ilusión de que así lograrás ser feliz. Lo que te hace feliz o desdichado no es el mundo ni las personas que te rodean, sino los pensamientos que albergas en tu mente. Tan absurdo es buscar la felicidad en el mundo exterior a uno mismo como buscar un nido de águilas en el fondo del mar. Por eso, si lo que buscas es la felicidad, ya puedes dejar de malgastar tus energías tratando de remediar tu calvicie, o de conseguir una figura atractiva, o de cambiar de casa, de trabajo, de comunidad, de forma de vivir o incluso de personalidad. ¿No te das cuenta de que podrías cambiar todo eso, tener la mejor de las apariencias, la más encantadora personalidad, vivir en el lugar más hermoso del mundo... y, a pesar de ello, seguir siendo infeliz? En el fondo, tú sabes que esto es cierto; sin embargo, te empeñas en derrochar esfuerzos y energías tratando de obtener lo que sabes muy bien que no puede hacerte feliz.

Y otra falsa creencia más: "Si se realizan todos tus deseos, serás feliz". También esto es absolutamente falso. De hecho, son precisamente esos deseos los que te hacen vivir tenso, frustrado, nervioso, inseguro y lleno de miedos. Haz una lista de todos tus apegos y deseos, y a cada uno de ellos dile estas palabras: "En el fondo de mi corazón, sé que aunque te obtenga no alcanzaré la felicidad". Reflexiona sobre la verdad que encierran estas palabras. Lo más que puede proporcionarte el cumplimiento de un deseo es un instante de placer y de emoción. Y no hay que confundir eso con la felicidad.

¿Qué es entonces, la felicidad? Muy pocas personas lo saben, y nadie puede decírtelo, porque la felicidad no puede ser descrita. ¿Acaso puedes describir lo que es la luz a una persona que no ha conocido en toda su vida más que la oscuridad? ¿O puedes quizá describir la realidad a alguien durante un sueño?
Comprende tu oscuridad, y ésta se desvanecerá; entonces sabrás lo que es la luz. Comprende tu pesadilla como tal pesadilla, y ésta cesará; entonces despertarás a la realidad. Comprende tus falsas creencias, y éstas perderán fuerza; entonces conocerás el sabor de la felicidad.

Si las personas desean tanto la felicidad, ¿por qué no intentan comprender sus falsas creencias? En primer lugar, porque nunca las ven como falsas, ni siquiera como creencias. De tal manera han sido "programadas" que las ven como hechos, como realidad. En segundo lugar, porque les aterra la posibilidad de perder el único mundo que conocen: el mundo de los deseos, los apegos, los miedos, las presiones sociales, las tensiones, las ambiciones, las preocupaciones, la culpabilidad..., con los instantes de placer, de consuelo y de entusiasmo que tales cosas proporcionan. Imagínate a alguien que temiera liberarse de una pesadilla, porque, a fin de cuentas, fuera ése el único mundo que conociera...: he ahí tu retrato y el de otras muchas personas.




miércoles, 26 de diciembre de 2012

Amor interior



-¿Dónde está ese amor? Esa persona que cuide de mí, que me apoye, que me diga cosas bonitas, que me ayude cuando lo necesite, que me tape cuando tenga frío, que me susurre al oído que me quiere, que me respete y cure mis heridas, que me deje ser quien soy, que me consuele cuando lo necesito, ¿dónde?-  me preguntas con desesperación. Y añades con sollozos -Mis ojos están casados de mirar, buscándolo y mi cuerpo cansado de esperar. Yo te respondo: Cuándo has cuidado de ti  te has apoyado, te has dicho cosas bonitas, te has ayudado cuando lo has necesitado, te has tapado cuando has tenido frío, te has susurrado que te quieres, te has respetado y curado tus heridas, te has dejado ser quien eres y te has consolado cuando lo necesitas, ¿cuándo? Y añado- Vuelve tus ojos hacia dentro ahí está ese amor que buscas  ese amor que hará descansar, por fin, a ese cuerpo tuyo.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Osho... hablando de las rupturas

"Cuando una puerta está cerrada, duele. Te enojas, llenas de odio, y no entiendes una simple aritmética: si tú quieres crecimiento siempre tendrás que estar listo para moverte a través de nuevas visiones, nuevos territorios y nuevos planos.
La separación total no existe, podemos terminar una relación, ya sea de amistad, ya sea de amor, ya sea de lo que sea, pero de ningún modo puedes borrar el vínculo. Cuando formemos otro matrimonio, otra amistad, otro amor, tendrá su lugar, pero no por ello podremos borrar la presencia del lazo anterior. Cada hecho ocupa un lugar imborrable en nuestra historia.
Un lugar que no tenemos más remedio que reconocer y respetar, sea cual sea.
Perdonar y perdonarnos libera el corazón y el alma. La culpa bloquea nuestra capacidad de amar.
Reecontrarnos con el amor o la amistad requiere de un trabajo previo: el reencuentro amoroso con nosotros mismos.
Aceptar nuestras limitaciones y aceptar nuestras debilidades. Si queremos permanecer abiertos a la vida y no sucumbir a la depresión o al cinismo, deberemos aprender a vivir con el corazón roto. Pero en verdad, lo que realmente se rompe es el caparazón que lo rodea, permitiendo abrirnos a nuestro interior y a la vez al mundo que nos rodea.
Concederle un espacio al pánico y a la desesperación que nunca nos permitimos sentir cuando éramos niños, o no tan niños, y entonces comprobamos que podemos soportarlo. Así nos reencontramos, nos preparamos para reencontrar el amor.
Si en lugar de acusar al otro pudiéramos preguntarnos qué tiene que enseñarnos la situación, qué cosa tendremos que resolver, sin duda podríamos ver más allá de los comportamientos del otro y, de esta manera, obtendríamos la oportunidad de curar las heridas que arrastramos.
Claro que esto no significa que nuestras acusaciones sean falsas; pueden ser muy ciertas. Puede ser verdad que el otro sea un desconsiderado, un agresivo, un invasor... pero no se trata de eso, de poner el acento en sus características, sino en nosotros mismos. En esta dirección, se trata de descifrar porqué estamos ahí, qué nos pasará para aferrarnos de esa manera. Cada conflicto nos conduce a revisar nuestras sombras, refleja las partes en las que estamos desconectados, ciegos.
La auténtica entrega es muy distinta a la idea de dar para retener al otro". Osho